Reestatización del FFCC - Por Gustavo Nagel

18/06/2013

Mucho se ha hablado y escrito en estos días sobre los ferrocarriles. La nueva tragedia en Castelar puso otra vez al ramal Sarmiento en el ojo de la tormenta y vuelve a golpear la conciencia social sin siquiera permitir que las heridas de Once lleguen a cicatrizarse completamente.

El accidente de Castelar viene a suceder justo cuando el gobierno había asumido el compromiso y la responsabilidad de hacerse cargo de la compleja problemática del transporte ferroviario.

Acá, si es que cabe, la crítica puede centrarse en los tiempos. No había que esperar tanto —y mucho menos una tragedia— para abordar el tema en su completa dimensión. Hoy ya es una verdad incontrastable que el argumento de la eficiencia de los privados es un verso que ni los propios neoliberales se creen. De ahí la necesidad de encarar el camino de la reestatización con toda firmeza. En eso estaba el Estado cuando ocurrió el accidente de Castelar. Días antes el ministro del área había anunciado la anulación de dos concesiones en sendos ramales por incumplimiento por parte de los privados, por elevadas deudas, por falta de mantenimiento y por ausencia de inversiones.

El tema ferroviario hay que verlo integralmente y vale la pena mirar un poco hacia atrás para entender el problema. Hay que señalar que desde mediados del siglo XX la población de la Capital y el Gran Buenos Aires se ha triplicado, mientras el desarrollo de los sistemas de transporte masivo de alta capacidad como el tren y el subterráneo estuvieron virtualmente estancados. La participación del transporte público en la movilidad urbana bajó de más del 75 por ciento de los viajes totales en 1970 al 50 por ciento actual, mientras que paralelamente el parque automotor creció un 120 por ciento. Aun así, los pasajeros transportados por el ferrocarril ascienden a 426 millones por año y concentran el 12,5 por ciento de los viajes de la región metropolitana.

Es cierto que no es fácil reconstruir una estructura que tardó más de medio en siglo en levantarse y que en un par de años se destruyó hasta casi hacerla desaparecer. En esto hay que darle la derecha al gobierno. Pero también esa destrucción se transforma en una razón para no demorarse más en la reestatización y la puesta en valor de todo el sistema ferroviario.

El gobierno demostró a lo largo de su gestión que aún con retraso nunca es tarde para empezar. Así lo hizo con las AFJP, así lo hizo con Aerolíneas y así lo hizo con YPF. Ese es el camino.

Micro Radial del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC)