Esta última semana, el Parque Centenario fue el triste escenario de incidentes y represión por parte de la Policía Metropolitana frente a vecinos de la zona y feriantes del parque. El saldo: heridos y detenidos; triste desenlace de un conflicto que viene avanzando hace meses.
Macri ya intentó enrejar el Parque Centenario en otra oportunidad durante el año pasado, motivo por el que se comenzaron a realizar gestiones para impedirlo: se llevaron a cabo reuniones con el Ministerio de Seguridad de la Nación y la comisaría de la zona -acordando en actas normas de convivencia que se estaban implementando-, y el Consejo Consultivo Comunal propuso la conformación de una mesa de diálogo. Por otra parte, se juntaron más de 13 mil firmas en contra de la medida.
A pesar de todo esto, el pasado 28 de enero, personal del Gobierno de la Ciudad desalojó violentamente a quienes se encontraban en el parque y comenzó a fijar chapas en su perímetro para iniciar el cerramiento, aduciendo que se trataba de una medida en respuesta a los pedidos de vecinos de la zona que supuestamente reclaman por la inseguridad, la falta de mantenimiento y la presencia de gente sin hogar que se encuentra viviendo allí. Sin embargo, las cientos de personas que se convocaron en el parque en contra del enrejado demostraron que no se trata de un reclamo unánime.
¿Y el diálogo tan reclamado por Macri? ¿No se aplica acaso para la jurisdicción que él gobierna? El enrejado de los espacios públicos es una medida simplista, que no soluciona los problemas de fondo.
Estamos convencidos de que las soluciones se encuentran a través del trabajo coordinado entre ciudadanos, feriantes, organizaciones barriales y autoridades, con una policía honesta con condiciones de trabajo dignas y tareas de mantenimiento adecuadas. Por eso adherimos a la conformación de una Mesa de Participación y Gestión del Parque Centenario donde se elabore un Plan de Manejo Integral, que nos permita una instancia de diálogo e intercambio entre todos.
El enrejado del espacio público no sólo no resuelve los problemas de fondo, sino que contribuye a profundizar los prejuicios, el miedo y la desconfianza. Este tipo de medidas estigmatizan a aquellas personas que se encuentran más desprotegidas y nos aíslan de las personas con las que compartimos la ciudad.
Queremos una ciudad con más espacio para encontrarnos y compartir, más inclusiva y verde.