Cruel en el cartel. Y en los hechos también

03/03/2016

EdgardoFormQunita

La Tecl@ Eñe

Por Edgardo Form

El título de la nota evoca el tango maravillosamente interpretado por el polaco Roberto Goyeneche. Pero el propósito de estas líneas no es hablar de música, sino de la crueldad de ciertas políticas, especialmente en lo referido a la salud y su impacto sobre los sectores más postergados de la sociedad.

Dos noticias recientes ilustran la grave situación planteada en relación con el papel del Estado en este rubro de vital importancia. Y, por lo tanto, desmienten la afirmación de la publicidad oficial del gobierno del PRO expresada en los carteles que elogian a la salud pública.

Un primer ejemplo de nuestra afirmación es la medida dispuesta por el Ministerio de Salud de la Nación, que a fines del mes de febrero anuló convenios con universidades a través de los cuales más de mil profesionales brindaban servicios de atención primaria en todo el país, principalmente en zonas vulnerables y en situaciones de emergencia como inundaciones y epidemias.

Al respecto, tal como lo refleja una nota publicada por el diario Página 12 el miércoles 2 de marzo, 1300 trabajadores del citado ministerio perdieron sus puestos al caducar los convenios por universidad que no fueron renovados por la gestión que conduce el ministro Jorge Lemus.

Estos despidos significan desmantelamiento de áreas que se encargan del abordaje territorial y que se encuentran sin funciones desde diciembre, como la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, los programas de Organización Comunitaria, Cuidarse en Salud, Promoción Comunitaria en Salud, y la Dirección Nacional de Salud Bucodental, entre otros.

Una de las áreas más afectadas es la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia, dedicada a atender a mujeres embarazadas y recién nacidos, para prevenir enfermedades y combatir la mortalidad infantil.

La información proporcionada por Héctor Carrica, delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) al citado matutino indica que “estamos en una situación muy crítica a nivel regional y nacional por el dengue y el zika, y el ministerio tiene 40 camiones sanitarios y más de 20 camionetas para este tipo de problemas que están parados”.

Otra de las medidas adoptadas por el Ministerio de Salud de la Nación ha sido la suspensión del Programa Qunita, el cual estaba relacionado con la Asignación por Embarazo. Esta disposición se tomó a partir de una denuncia penal de la legisladora de la Ciudad de Buenos Aires, Graciela Ocaña presentada ante el juez Bonadío.

Como dato curioso, cabe señalar que esta denuncia estaba preparada al momento del lanzamiento del Programa y se presentó prácticamente en forma simultánea con el anuncio realizado en su momento por la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Actualmente y a la espera de que se completen los estudios técnicos a cargo del INTI sobre la cunita propiamente dicha y el citado magistrado emita un dictamen (¿será tan rápido como en otras actuaciones que involucran a ex funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional?), hay una cantidad importante de cajas acumuladas en diversas maternidades del país, mientras igual número de madres próximas a dar a luz o con sus hijos recién nacidos carecen de los elementos que integran el kit del Programa Qunita.

Dicho equipamiento consta de un portabebé, una cuna, artículos para la higiene y el cuidado de la criatura, ropita para el niño o la niña, también para la mamá, ropa de cama, juguetes, una guía para la atención del recién nacido y un bolso de viaje.

 

Los requisitos para acceder a este beneficio son los siguientes:

 

- Cobrar la Asignación por Embarazo para la Protección social.

- Inscribirse en el programa con el DNI y el carnet perinatal del embarazo en el centro de salud más cercano a su domicilio.

- Realizarse los controles médicos que forman parte del plan, como se detalla a continuación:

 

1º Control prenatal: se realizará la entrega de la chequera de “Cuidados en el embarazo”.

 

2º, 3º y 4º Control prenatal: a lo largo de los mismos se efectuarán ecografías, otros estudios y la aplicación de vacunas – todo gratuito – en el centro de salud público.

 

5º Control prenatal: En esta etapa los padres recibirán orientación por parte del equipo de salud para la atención del parto en una maternidad segura.

 

El parto se debe efectuar en la Maternidad Segura indicada, donde se efectuará la entrega del kit Qunita.

En su momento, al anunciar los alcances de este importante programa, el entonces Secretario de Salud Comunitaria, Dr. Nicolás Kreplak sostuvo que “Qunita no se limita a la entrega de un kit cuyos elementos centrales son una cuna y un ajuar, sino que a través de la sinergia con la Asignación por Embarazo para Protección Social y el Programa SUMAR, constituye una política muchos más amplia, destinada a reforzar la captación temprana de las mujeres embarazadas, garantizar la atención de su salud con la realización de los cinco controles médicos previstos durante la gestación, la referencia a maternidades seguras y los posteriores cuidados del bebé durante el puerperio”.

“Es una estrategia fuerte de igualdad de oportunidades para los chicos que recién nacen y para el sistema de salud es una herramienta de organización: Qunita es profundizar las estructuras de las redes de salud”, afirmó Kreplak.

El Programa Qunita estaba enmarcado en el conjunto de políticas sanitarias y sociales impulsadas por el Estado Nacional presidido por Cristina Fernández de Kirchner, el cual incluía la Asignación Universal por Hijo, REMEDIAR, el Calendario Nacional de Inmunizaciones y el Plan para la Reducción de la Mortalidad Materno Infantil.

Este detalle no es ocioso, sino que viene a confirmar el papel activo del Estudio para garantizar el acceso y goce de uno de los derechos humanos consagrados por la Constitución Nacional. Algo que no figura en el libreto del actual Presidente de la República y estuvo ausente en su discurso inaugural ante la Asamblea Legislativa.

Como datos ilustrativos de la importancia que han tenido las políticas públicas en esta materia durante los doce años precedentes, podemos señalar que en 2003, la tasa de mortalidad infantil en la Argentina se situaba en 16.5 fallecidos por cada mil nacidos vivos en promedio del país, mientras que era del 21 por cada mil en las provincias del norte. Las últimas estadísticas disponibles, que datan de 2013, muestran que el indicador bajó a 10.8 por cada mil nacidos vivos, lo que representa una disminución de 34,5 por ciento.

Entre 2009 y 2013 se registró un descenso sostenido de la mortalidad materna, hasta alcanzar una tasa de 3.2 fallecidas por cada diez mil nacidos vivos.

Los despidos y desmantelamientos mencionados en la primera parte de esta nota y la suspensión – aparentemente transitoria – del Programa Qunita, constituyen un grave retroceso en lo que debería ser una política de Estado, más allá del signo ideológico del gobierno de turno.

Volviendo al título tanguero del artículo, sería una tremenda crueldad negarle a una futura mamá y su bebé estos beneficios, así como a cualquier ciudadano o habitante de nuestro país el acceso a un servicio de salud pública de calidad.

 

Publicado en La Tecl@ Eñe el 3/3/2016