Encuentro Solidario en Caracas

19/09/2013

Diario Crónica | Suplemento Legislatura

Por Edgardo Form, Diputado del bloque Nuevo Encuentro

Durante la última semana de julio, la capital de la República Bolivariana de Venezuela fue la sede del VII Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba. Allí viajamos la diputada Virginia González Gass (Partido Socialista Auténtico en Proyecto Sur) y el firmante de esta nota, integrantes del Grupo de Amistad de la Legislatura porteña con la isla del Caribe.

Durante la última semana de julio, la capital de la República Bolivariana de Venezuela fue la sede del VII Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba. Allí viajamos la diputada Virginia González Gass (Partido Socialista Auténtico en Proyecto Sur) y el firmante de esta nota, integrantes del Grupo de Amistad de la Legislatura porteña con la isla del Caribe.

Fueron jornadas intensas, en el marco de un calor tropical atenuado por el aire acondicionado de los salones, pero intensificado por el entusiasmo de los casi doscientos participantes provenientes de veintitrés países de todo el continente americano, incluyendo a Estados Unidos y Canadá.

A través de las disertaciones, entre ellas la de Aleida Guevara, hija del legendario Che, se describió la situación generada por el bloqueo impuesto por los Estados Unidos y su impacto en la vida cotidiana de los cubanos.

Por ejemplo, para obtener determinados medicamentos o insumos de vital importancia en diversos procesos productivos.

Además, el encuentro se manifestó por la libertad de los cinco ciudadanos de Cuba detenidos en cárceles de máxima seguridad de Norteamérica, por sus investigaciones en la comunidad cubana de Miami, para descubrir y evitar actos de sabotaje en la isla.

El viaje a Caracas permitió tener una semblanza de la realidad venezolana y, obviamente, visitar sitios de interés turístico y cultural, como el Panteón de los Próceres, donde descansan los restos del libertador Simón Bolívar.

En esos recorridos y en cada uno de los actos pudimos constatar el dolor persistente por la muerte del comandante Hugo Chávez Frías. Los venezolanos pertenecientes a los sectores más humildes y postergados del país hermano están elaborando el duelo. Y no es para menos: es que a partir de la irrupción del chavismo, en 1998, millones de personas han podido acceder a una mejor calidad de vida.

Para comprender al menos en parte la dimensión de ese proceso de transformaciones, bastaría con mirar atentamente las laderas de los cerros que circundan la capital de Venezuela: en miles y miles de viviendas precarias, al igual que las favelas brasileñas, viven millones de personas en condiciones infrahumanas. Tremenda paradoja: un pueblo pobre que vive sobre una fuente gigantesca de petróleo.

Esto explica la adhesión política y afectiva de, al menos, algo más de la mitad de la ciudadanía venezolana al proyecto liderado por Hugo Chávez. Así pudimos constatarlo el último día de nuestra presencia en la República Bolivariana, cuando visitamos el Cuartel de la Montaña, donde descansa para siempre este hombre amado por los más pobres y odiado por aquellos que defienden sus privilegios acumulados a lo largo de los últimos doscientos años.

Despegamos del aeropuerto caraqueño para regresar a nuestra patria, llevando en nuestros oídos los acordes del himno venezolano que comienza diciendo “Gloria al bravo pueblo”.