13.05.2013 | Sobre el Proyecto de Blanqueo de Capitales | Por Gustavo Nagel

13/05/2013

El blanqueo de dólares se discute en el Congreso, entre la gente y en los medios de información (que a veces desinforman mas de lo que informan).

En principio, me parece saludable rescatar, que un día antes del anuncio de este proyecto la presidenta haya reafirmado que durante su gobierno no se va a devaluar la moneda. El dato no es menor ya que ese paso sería una verdadera debacle económica para quienes no exportan ni acopian dólares, es decir, para la inmensa mayoría de la población que vive con un sueldo.

Con este blanqueo se busca otra solución al cuello de botella que significa el faltante de dólares, tanto en el mercado inmobiliario como para la inversión en proyectos de energía. En principio la medida puede verse como una injusticia ya que conlleva el perdón fiscal a los evasores que, evidentemente, no lo merecen. Pero hay que analizar el efecto que esas divisas pueden generar en el mercado interno, es muy fácil ver que si los bonos que se comprarán con esos dólares están dirigidos a la compra de inmuebles y a la inversión energética, se trata una medida que favorecerá al mercado interno y por ende será generadora de empleo.

Y es cuanto menos mal intencionada la versión, que encabeza el impresentable Cavallo y que otros políticos repiten como loros, que dice que esto demuestra la debacle financiera en la que se encuentra el país.

Es una falsedad que fácilmente puede rebatirse: el país lleva casi una década en la que ocurren dos cosas muy fáciles de entender y que son en cualquier familia o en un País signos de buena administración y solvencia:

1) Tenemos superávit Comercial: o sea Argentina vende mas de lo que compra, por ende todos los años, entran mas dólares de los que salen.

2) Tenemos superávit Fiscal: o sea que  ingresan a las arcas del Estado mas plata de la que se gasta.

Ese superávit fiscal es utilizado año a año en medidas contracíclicas y productivas que favorecen al grueso de la población (asignación universal por hijo, aumentos de las jubilaciones, préstamos del Bicentenario o inversión en infraestructura, por citar sólo unos pocos ejemplos).

Otro signo de la buena salud de la economía argentina es la situación de las reservas: cuando comenzó la gestión kirchnerista, hace 10 años, las reservas del Banco Central eran de solo 10 mil millones de dólares y actualmente se acercan a los 40 mil millones de dólares y el gobierno cumple puntillosamente con los pagos de deuda externa y no se endeuda con nuevos créditos.

Sí debemos decir, que el proyecto del blanqueo podría leerse como una derrota al intento político de desdolarizar la economía argentina, pero de eso no podemos culpar al gobierno si no a nosotros mismos como sociedad.