4-3-2013 | Gustavo Nagel sobre el discurso de la Presidenta en el Congreso

04/03/2013

La semana pasada, al dejar inaugurado el 131 período de sesiones ordinarias del parlamento, Cristina Fernández, dió cuenta de lo que llamó la década ganada para la Argentina, en contraste con la década perdida de los 90 durante el nefasto período del menemismo neoliberal. Fue un discurso de una alta densidad conceptual, con datos duros de una gestión que desde 2003 puso su eje en el desarrollo y el crecimiento con inclusión social. Según palabras de la Presidenta esos datos son “el testimonio” del desarrollo alcanzado por el país. Las claves de ese desarrollo económico hay que buscarlas en la ampliación del mercado interno, la estatización de las AFJP, la Asignación Universal por Hijo, la reindustrialización del país, la sustitución de importaciones, las políticas contracíclicas, la búsqueda de agregar valor a las exportaciones y la política de desendeudamiento.

Desarrollo y crecimiento con inclusión social es el resumen de una década de gobierno y puso como ejemplo una cuestión bien sencilla pero por demás ilustrativa: en la década de los 90 las escuelas técnicas fueron cerrando sus puertas paulatinamente.

Lógicamente la educación —que pasó a ser considerada como un valor más del mercado— fue dejando de la lado la enseñanza técnica porque en verdad no era necesaria. El modelo de los 90 no necesitaba mecánicos, electricistas, torneros y técnicos. Hoy en cambio son fundamentales para sostener el modelo y por eso es que  las escuelas técnicas reabren sus puertas.

En el extenso discurso de Cristina Fernández de Kirchner del viernes pasado, la cuestión económica tuvo un carácter central. Al hacer referencia al desendeudamiento, una de las políticas eje de los últimos diez años, criticó duramente a los fondos buitres a los que definió como “pequeños grupos que quieren imponerle condiciones a todo el mundo”. Pero también criticó a los líderes europeos que creen que aplicando las políticas de ajuste y de endeudarse para pagar deuda podrán salir de la crisis, cuando quedó demostrado con la experiencia de Argentina que eso solo conduce al abismo. Argentina, a la que quieren castigar ejemplificadoramente vía el enjuiciamiento que promueven estos fondos buitres, está dispuesta a pagarles a ese 7 por ciento de los acreedores que no entraron en los canjes de deuda ya acordados, pero “en las mismas condiciones que al resto, con la misma quita y en los mismos plazos”.

Las comparaciones son odiosas. Pero el viernes pasado fueron inevitables. A diez cuadras del Congreso Nacional, en la legislatura porteña a Macri le insumió quince minutos inaugurar las sesiones de 2013 con un discurso mal leído y plagado de vaguedades insustanciales. Cristina habló durante más de tres horas con una alta densidad conceptual muy pocas veces vista en nuestro país. Los estilos son distintos, pero mas distintos aún son las ideas individualistas y privatistas del líder del PRO frente a las ideas del desarrollo nacional con inclusión social y equitativa distribución del ingreso que defiende y aplica día a día el gobierno Nacional.