El Cedin y la dolarización - Por Gustavo Nagel

01/07/2013

No siempre las transacciones inmobiliarias se nominaron en dólares. Si bien la sensación es que los argentinos desde siempre compramos y vendemos casas y departamentos en la moneda estadounidense, esto no siempre fue así.

La dolarización del mercado inmobiliario se instaló a fines de la década del ´70. Es otra de las herencias de Martínez de Hoz y la dictadura militar. Es más, un trabajo de investigación en sociología económica del Instituto de Altos Estudios de la Universidad Nacional de San Martín determinó la fecha precisa en que comenzó este fenómeno que hoy se presenta de tan difícil resolución. Fue el 16 de julio de 1977, exactamente hace 36 años, cuando aparecieron en el diario La Nación los primeros avisos clasificados ofreciendo inmuebles tasados en dólares. Comenzaron siendo muy pocos, pero un año después 2 de cada 10 avisos se valuaban en moneda extranjera y en 1980 ya eran 9 de cada 10.

Según el estudio de UNSAM tres factores son los que operaron para el reemplazo de la moneda local por el dólar: una historia económica marcada por recurrentes crisis cambiarias y una persistente inflación; la liberalización del sistema financiero y cambiario; y la desregulación del mercado de la vivienda.

Estos tres factores conjugados fueron suficientes para lograr que un bien, diseñado y producido en el país, que tiene sus costos nominados en moneda local, y que no puede venderse en ningún otro lugar que no sea en la Argentina, se comercialice en dólares y que esto nos parezca normal y lógico a todos.

Pero además se debe señalar que la dolarización del mercado inmobiliario de la Argentina se destaca por ser excepcional. En la región, países que también pasaron por recurrentes crisis cambiarias, como por ejemplo Chile y Brasil —dos países que siempre son puestos como modelos por los economistas ortodoxos— evitaron la dolarización regulando el mercado.

Según la evaluación del trabajo de la UNSAM, el flamante Cedin, herramienta que habrá que ver en el tiempo qué resultados alcanza, tiene al menos dos caras. Por un lado está pensada como forma de reactivar el mercado inmobiliario y la construcción pero por otro supone aceptar que se seguirá operando en dólares.

La desdolarización de este sector de la economía requiere de un cambio cultural profundo que se dará en el tiempo en la medida en que se tomen medidas concretas, medidas que no solo tiendan a regular el sistema financiero, sino que además no estimulen la generación de renta especulativa-financiera y promuevan la inversión productiva.

Micro Radial del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC)