El Congreso y las leyes. Por Gustavo Nagel

30/09/2013

Suele escucharse que las elecciones de medio término, que se desarrollarán en nuestro país en menos de un mes, no son tan importantes porque sólo se eligen allí, legisladores y no al Presidente de la Nación. Lectura errónea si tenemos en cuenta por un lado que tres son los poderes que regulan nuestra República: el ejecutivo, el legislativo y el judicial y por otro lado por la importante actividad que ha desarrollado el Congreso en los últimos años.

No solo se aprobaron importantes leyes que garantizan derechos sociales y políticos que nos benefician todos, si no que también el Parlamento sancionó muchas normas de carácter económico.

Sería imposible resumir todas las de la etapa kirchnerista pero recordemos algunas que han tenido fuerte influiencia en la vida diaria de los argentinos: la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (que a posteriori permitió aplicar una política soberana de crecimiento económico sin someternos a recetas neoliberales recesivas); la ley que limitó el ingreso de capitales golondrina (que son los que cuando entran al país le restan competitividad a nuestra economía y que provocan corridas cambiarias y bancarias cuando se retiran); se aprobaron proyectos importantes para la industria: como ser la ley de Desarrollo y Consolidación del Sector Autopartista Nacional y el Régimen de Incentivo a la Inversión Local en Motocicletas y Motopartes (que reactivó q esta industria); la ley de promoción de la industria del software (que aprobó incentivos fiscales para promover el desarrollo del sector); y claro, las mas conocidas como la recuperación de la soberanía en hidrocarburos, que permitió al país manejar el 51% de las acciones de YPF; la reestatización de las jubilaciones (que definió dos aumentos anuales para jubilaciones y pensiones); o la aprobación del Presupuesto Nacional, que año tras año plantea la continuidad de los pilares fundamentales que guían el proyecto político iniciado en el año 2003 en el que se promueve el fortalecimiento del mercado interno a través de la consolidación de una industria nacional competitiva, el sostenimiento de los puestos de trabajo, la mejora de los salarios reales, la promoción de mejores niveles de inversión pública y privada, la inclusión y la movilidad previsional, y el mantenimiento de la política de desendeudamiento.

Todas y cada una de estas leyes fueron promovidas y peladas por los Diputados y Senadores que son fieles al oficialismo y contaron con la oposición sistemática de los partidos que ahora quieren quitarle el quorum al gobierno en el Congreso.

Uno se pregunta entonces para qué quieren quitarle poder en el Congreso y la respuesta es muy simple: porque quieren detener el proceso transformador que comenzó en 2003. Sin duda que los poderes concentrados y los políticos que los representan, aunque a veces intentan disimularlo, quieren volver al pasado, un pasado donde el Estado no intervenía para limitar los atropellos de los poderosos y donde la libertad de mercado nos dejo un país endeudado, pobre y dependiente. Un país donde el 25% de los argentinos estaba desocupado, donde la educación y la salud estaban desintegradas y en el cual la única salida para los jóvenes era Ezeiza.

De nosotros depende defender lo realizado para desde allí poder seguir haciendo todo lo que falta, que sin duda todavía es mucho.