Cuando uno habla por radio no sabe muy bien a quien se está dirigiendo. El público puede ser amplio, heterogéneo, variado en sus gustos e intereses. Para ubicarlo si mi comentario de hoy le interesa o no la invito, lo invito, a que imagine a un grupo de cien personas paradas en un cuarto en el cual usted se incluye. Pero, como si fuera un reality show, vamos a empezar a expulsar participantes para reducir a este grupo. Veamos entonces quién se queda o quién se va.
Si usted es parte del 7% de la población que no tiene trabajo despréndase del grupo y salga de la habitación... quedaron 93 trabajadores.
Si usted aún está en este grupo pero trabaja en “negro”, es decir si no está registrado, como le sucede al 33% de los trabajadores, salga del grupo. Ahora nos quedan 60 personas.
¿Usted está todavía en el grupo? Pues entonces si tiene el sueldo promedio de un trabajador (que son 6000 pesos al mes) o si gana menos, también salga del grupo. Nuestro equipo se redujo notoriamente, no?.
Pero vamos mas allá, le diría que si no está en el 8% de los que perciben un sueldo superior a los 15 mil pesos también se retire de la habitación.
Es decir que de las 100 personas que originalmente estaban en el cuarto quedaron solo 8. Y se mantienen ahí porque ganan al mes 15 mil pesos o mas.
Pues bien, estas 8 personas de 100 son las que pagan el denominado “impuesto a las ganancias”. Usted puede estar pensando en este momento que escuchó por ahí que no es el 8% si no el 13% y ese porcentaje surge si sólo calculamos a los trabajadores registrados, pero en cuanto sumamos a los empleados de manera informal y a los desocupados vemos que sólo quedan 8 de cada 100. Y nos parece absolutamente lógico sumarlos porque es precisamente esa gente la más necesitada de recibir los planes sociales que utiliza el gobierno para equilibrar un poco la balanza a la hora de distribuir la riqueza que genera el país.
Le pregunto ahora ¿quién no estaría feliz de haber quedado en ese reducido grupo porque gana mas de 15 mil pesos mensuales? Para la mayoría sería muy satisfactorio sufrir ese impuesto porque implicaría ganar mucho mas de lo que gana hoy.
No vamos a minimizar un impuesto que debería sufrir modificaciones y que debe tener una actualización anual que no nos detenga permanentemente sobre un punto que, como vemos, no es central en nuestra economía. Pero hablar de paros, movilizaciones y protestas para favorecer al 8% de los trabajadores que más ganan, parece un despropósito. Mas saludable sería plantear un profundo debate sobre una reforma impositiva de tipo progresivo, donde la renta financiera, los propietarios de tierras, los que mayores ingresos perciben, las ganancias especulativas, los exportadores de minerales, el juego y todos aquellos que perciben ingresos altísimos y a veces hasta absurdos, sean los que paguen más impuestos y aporten más recursos.
Pero eso no quita que sea socialmente justo y saludable, que el 8% de los trabajadores mejor remunerados hagan un aporte solidario para contribuir a la asistencia de los conciudadanos más indefensos.