Hay vida después de Griesa. Por Gustavo Nagel

30/07/2014

La traducción del término “default” puede tener distintas interpretaciones. Las opciones pueden ser “Rebeldía” , “incumplimiento”, así, a secas, o “incumplimiento de pago”. Si hablamos puntualmente en relación al pago que la Argentina debe hacerle a los bonistas que ingresaron al canje ninguna de las acepciones es válida para nuestro país. El gobierno depositó en tiempo y forma el dinero para abonar pero por orden del ya tristemente célebre juez Thomas Griesa quedó trabado en las cuentas del Bank of New York Mellon y ese pago no pudo realizarse. Pero no es porque la Argentina haya entrado en “rebeldía” o en “incumplimiento de pago”, sino por que el Juez no lo permite.

Tal como sostuvo la presidenta Cristina Fernández, deberán buscarle otro término, o sea inventar alguno que refleje que “el deudor pagó y alguien no deja que ese dinero les llegue a sus propietarios”.

Y no es una mera cuestión semántica. Es indispensable distinguir entre la existencia de un evento de default por incumplir las obligaciones contractuales y el hecho que los acreedores no puedan cobrar por un impedimento legal. Y en este sentido hay que prestar atención a lo que explicó el abogado especializado en derecho financiero Sebastián Soler: el experto sostuvo que “sólo frente a un default propiamente dicho –declarado por el deudor y no por un tribunal de los Estados Unidos– se habilitaría a los tenedores de los bonos a reclamar la aceleración de los pagos a partir del 30 de julio”. En esa situación, si es la Argentina la que incumpliera los pagos, si se reúne la voluntad del 25 por ciento de los bonistas, estos estarían habilitados a reclamarle al país el pago anticipado de todos los vencimientos de aquí al año 2033. Pero no es nuestro país el que no puede pagar, sino que un juez neoyorquino no permite que los fondos depositados, lleguen a manos de los acreedores.

Vale la pena saber que en un comentado editorial de hace unos días del diario New York Times, el periodista especializado en finanzas Floyd Norris comentaba que en la audiencia de la semana pasada quedó “totalmente en claro que el magistrado no terminó de entender el tema de la reestructuración de la deuda Argentina” y que la conducta del juez “difícilmente pueda inspirar confianza en el sistema legal estadounidense”. Insisto, lo dice el New York Times, no nosotros.

Sin dudas ese es uno de los puntos centrales de este dislate generado por un juez de Nueva York, que no deja de ser una herencia del nefasto período neoliberal de los años '90, época que tanto añoran el Presidente de la Sociedad Rural y sus amigos, época de relaciones carnales, en la que se emitía deuda sometiéndonos a tribunales extranjeros, como si nuestra justicia fuese de segunda.

Pero por acá, por estas tierras al sur del sur, el pueblo tiene cada vez más claro que hay vida después de Griesa y que siempre lo esencial está en la unión en defensa de la Nación, de nuestros recursos económicos, naturales y culturales.

Y en esa dirección caminamos desde hace once años.