Modelos en disputa

29/06/2015

Micro Radial del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC)

Escuche estos títulos, seguro que los viene leyendo a menudo: En la Argentina no hay libertad para comprar dólares. Nos están aislando del mundo. Las políticas sociales se financian con el dinero de los jubilados. Las retenciones son una carga insoportable para el campo. No se hace nada para frenar la inflación. El tipo de cambio está atrasado. Los subsidios provocan un déficit fiscal insostenible.

Por Gustavo Nagel

Usted ya se habrá dado cuenta que esta es la lista de los tópicos con que el poder económico concentrado de la Argentina machaca y machaca hasta el cansancio con la intención de que se conviertan en el sentido común para el conjunto de la sociedad. En los últimos tiempos se agregó otro: la deuda que deja este gobierno es del doble de lo que dice. Y no se están refiriendo a Macri, que efectivamente triplicó la deuda de la ciudad de Buenos Aires, sino que afirman que la política de desendeudamiento del gobierno nacional no es tal.

Los números son categóricos y desarman la mentira fácilmente. Medidos en términos del PBI, la mayoría de los países periféricos tienen una deuda que ronda el 100 por ciento de lo que producen. La propia Argentina en 2004 tenía una deuda que superaba el 135 por ciento de su PBI. Hoy esa deuda apenas supera el 40 por ciento de lo que produce.

Pero más allá de cualquier número, o de cualquier interpretación alrededor de esos números, lo mas importante de la política de desendeudamiento del gobierno es que los poderes financieros internacionales representados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ya no pueden imponer sus recomendaciones como lo hacían hace una década. Durante los años 90 lo que decía el FMI era un verdadero programa económico. A tal punto, que todos los años venía una misión especial a monitorear que esos programas se cumplieran al pie de la letra. En la última década esos tecnócratas no volvieron a pisar la Argentina. Es que en realidad, la deuda es una herramienta para disciplinar a las economías periféricas y ponerlas al servicio de los poderes financieros internacionales. En el caso argentino la impresionante deuda que creció geométricamente desde la última dictadura cívico-militar, fue la puerta por la que entraron las privatizaciones, el ajuste, el altísimo déficit fiscal, la desocupación y la pobreza que fueron, en definitiva, consecuencias de una fenomenal transferencia de riqueza desde los trabajadores y los sectores medios hacia las grandes corporaciones, mayoritariamente extranjeras.

Que la deuda vuelva como tema a la escena política debe ser bienvenido, especialmente, porque pone blanco sobre negro y muestra con claridad los dos modelos de país que están en disputa en las elecciones presidenciales de Agosto y Octubre.