Nisman y el Petróleo

05/02/2015

Micro Radial del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC)

Por Gustavo Nagel

Por estos días no es fácil analizar la coyuntura económica sin ser atravesados por el llamado caso Nisman y las derivaciones en torno a la irresuelta investigación del atentado a la AMIA ocurrido dos décadas atrás.

Ahora bien, la muerte del fiscal —cercano a los servicios de inteligencia y a la embajada de Estados Unidos como consta en los informes de WikiLeaks— generó más de una contradicción que los medios hegemónicos prolijamente van dejando bajo la alfombra. Vale la pena analizar, el eje sobre el que el fiscal construyó su denuncia contra Cristina Fernández de Kirchner. Dice textual Nisman en la introducción de su denuncia: (comillas) “se aportan en esta denuncia múltiples elementos probatorios que confirman que el anhelo por el petróleo iraní fue uno de los motores de las acciones delictivas denunciadas” (cierra comillas). O sea, para el malogrado fiscal, el gobierno urdió toda una trama conspirativa para desviar la investigación del atentado a la AMIA y encubrir a los iraníes imputados en la causa para facilitar la compra del petróleo persa porque nuestro país atravesaba una crisis energética.

La denuncia tendría algún fundamento si el fiscal hubiera aportado alguna prueba de sus dichos, cosa que no ocurre en las casi 300 páginas de su escrito y que jamás hubiera podido ocurrir porque el déficit energético argentino no pasa por el petróleo en crudo sino por los combustibles líquidos como el gasoil y el fuel oil y también el gas natural.

Estos productos no son exportados por Iran, simplemente porque no los produce.

Argentina no es un importador de petróleo y si quisiéramos importar el crudo que Irán extrae de su suelo primero deberíamos construir las refinerías que pudieran hacerlo útil porque el petróleo persa es pesado y en la Argentina no se puede refinar ese crudo. O sea aunque quisiera la Argentina no podría comprar un crudo pesado como el iraní o el venezolano.

Dicho de otra forma: según Nisman y los que apoyan su teoría, la presidenta tuvo la genial idea de encubrir a unos terroristas iraníes para facilitar el intercambio comercial con un país que no produce las cosas que necesitamos para sortear la supuesta crisis energética. Como se ve la denuncia de Nisman se asienta en un verdadero disparate técnico, que se suma al disparate jurídico y solo se entiende en el marco de una enorme embestida de los poderes concentrados contra el gobierno.

Salta a la luz, con total nitidez, que se trata de una burda operación, solo posible a partir del enorme poder de fuego de los medios hegemónicos que se oponen al gobierno y su intento permanente por transformar las mentiras en verdades.